La reciente crisis económica mundial ha puesto de relieve la capacidad de adaptación de la migración, confirmando que la movilidad humana es parte integrante de nuestro mundo globalizado. La migración es uno de los medios por los cuales se logra el intercambio de talento, servicios, competencias y experiencia de todo tipo. Sin embargo, sigue siendo un tema políticamente delicado y los gobiernos enfrentan la difícil tarea de disipar los malentendidos en torno a ese tema. Indudablemente, las percepciones e informaciones distorsionadas pueden desencadenar un ciclo vicioso que influye en la política gubernamental y, a su vez, perpetúa las actitudes negativas en los medios de comunicación y la comunidad en general. Por lo tanto, las políticas y el discurso político pueden desempeñar una importante función en lo que respecta a modelar la imagen de los migrantes en las sociedades de origen y de acogida. La comunicación eficaz sobre los migrantes y la política migratoria al público en general sigue siendo uno de los mayores desafíos para los gobiernos de los países de origen y de destino.
El Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2011 presenta los datos disponibles a escala mundial sobre las percepciones y las actitudes del público con respecto a la migración. Analiza la forma en que se modelan esas percepciones y actitudes y el modo en que pueden ejercer influencia en la política y en los medios de comunicación, o ser objeto de influencia. También examina el papel que desempeñan los medios de comunicación en la presentación de las opiniones, la información sobre las tendencias y el marco del discurso sobre la migración. Se incluyen, asimismo, ejemplos de buenas prácticas en la comunicación de una imagen positiva y equilibrada de los migrantes por parte de los gobiernos, la sociedad civil y los medios de comunicación. Por último, el Informe plantea varias medidas para mejorar la comunicación sobre la migración con el propósito de promover una mejor comprensión y reconocimiento de los beneficios de la migración, formular políticas con una mayor base empírica y contar con la participación efectiva de los propios migrantes. Entre esas medidas figuran: el establecimiento de un discurso abierto, equilibrado y despolitizado sobre la migración, la promoción de un nuevo debate más activo que reactivo frente al discurso dominante; el examen directo de las cuestiones que son motivo de preocupación para el público, con el fin de evitar que los migrantes se conviertan en chivos expiatorios; la colaboración con los medios de comunicación para apoyar la presentación de información equilibrada y fidedigna, basada en las pruebas disponibles; y el reconocimiento de los migrantes como agentes de comunicación activos, con participación directa en el debate público sobre la migración.